El sello de Dios

De Enciclopedia de conocimiento de la Iglesia de Dios
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La Santa Comunión de la Pascua, conocida como la última cena.

El sello de Dios se encuentra en la profecía de Apocalipsis 7, en el Nuevo Testamento. El apóstol Juan vio una revelación, en la que el sello de Dios sería puesto en la frente del pueblo de Dios antes de producirse el gran desastre. En pocas palabras, el sello de Dios es la marca de Dios.[1]
En todas las épocas, Dios sella a quienes Él aprueba. Hay un sello del apostolado[2] y también un sello de la justicia de la fe.[3] Además, Dios pone su sello de posesión a su pueblo y coloca su Espíritu como garantía en sus corazones.[4] Sin embargo, el sello en Apocalipsis 7 es la marca de redención, la Pascua del nuevo pacto, por la cual los santos pueden escapar del último desastre.

La obra de Dios de poner su sello

Los cuatro ángeles sosteniendo los vientos, de Alberto Durero, 1498

La profecía sobre la obra de Dios de poner su sello está escrita en Apocalipsis 7.

“Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.”

- Apocalipsis 7:1-3


Los cuatro ángeles, quienes tienen el poder de dañar a la tierra y al mar, están sosteniendo los vientos. En la Biblia, el viento representa a la guerra.[5] Los vientos de los cuatros ángulos de la tierra, sostenidos por los cuatro ángeles, son una guerra mundial desatada en todo el mundo. Después de detener los vientos de los cuatro ángulos de la tierra, Dios pone un sello en la frente de los santos. Cuando la obra de Dios de sellar culmine, los vientos, que los cuatro ángeles han estado sosteniendo, serán liberados y una gran guerra estallará en el mundo. Dios pone un sello a su pueblo para salvarlo antes de que suceda el desastre.

Cuándo

En la historia, ocurrieron dos guerras mundiales. La guerra que los ángeles detuvieron en Apocalipsis 7 es la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Podemos encontrar la prueba de esto en Apocalipsis 6.


“Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.”

- Apocalipsis 6:12-13


En la Biblia, los higos y las estrellas del cielo representan a los israelitas.[6][7] La Biblia menciona que las estrellas del cielo cayeron a la tierra como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Esto significa que muchos judíos fueron sacrificados en una gran guerra. Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes nazis consideraban a los judíos como una raza inferior y los enviaron a la fuerza a los guetos y campos de concentración, masacrando a los judíos sin distinción de sexo ni edad con el pretexto de la limpieza étnica. El número de judíos masacrados asciende a seis millones, incluyendo un millón y medio de niños.[8]
En Apocalipsis 7, la obra de Dios de poner su sello empieza después de que los ángeles detienen los vientos de los cuatro ángulos de la tierra, es decir, después del final de la Segunda Guerra Mundial en 1945.

Dónde

La obra de Dios de poner su sello comienza del oriente.

“Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.”

- Apocalipsis 7:2-3


Del oriente, desde la isla de Patmos donde el apóstol Juan recibió la revelación en Apocalipsis 7 se refiere a la República de Corea (Corea del Sur, en lo sucesivo “Corea”) situada en los confines de la tierra del oriente, al final del continente. La razón por la cual Corea es el país del oriente profetizado en la Biblia, entre muchos países orientales, es que el “sello de Dios” apareció en Corea.

Corea ubicada al final de la tierra al este de Israel

La Pascua, el sello de Dios

El sello de Dios es una señal para salvar al pueblo de Dios del último desastre. La Pascua es la verdad que nos salva de los desastres. Su nombre significa que los desastres pasan por encima. Recibe el nombre de Pésaj (פֶּסַח) en hebreo y Pascha (πασχα) en griego. Ambos términos significan que los desastres pasan por encima.

Desde su origen, hace 3500 años, la Pascua se ha prometido como una señal de redención de los desastres. Mientras los cuatro ángeles sostienen los vientos de los cuatro ángulos de la tierra, Dios pone el sello en la frente de los santos para salvarlos de los desastres inminentes. Aquí, el sello también se refiere a la Pascua.

Tiempo del Éxodo

El ángel de la muerte pasa sobre la familia que ha guardado la Pascua

En el siglo xv a. C., el pueblo de Israel vivía en esclavitud en Egipto. Para liberarlos, Dios provocó el gran desastre de la destrucción de los primogénitos en todo Egipto. No obstante, hizo que los israelitas sacrificaran corderos al anochecer del día catorce del primer mes (según el calendario sagrado) y pusieran su sangre en los dos postes y en el dintel de las casas antes que ocurriera el desastre. Esta es la primera Pascua.

““El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes. Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer […]; es la Pascua de Jehová. Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.”

- Éxodo 12:5-13


En la noche de la Pascua, murió todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón hasta el primogénito del cautivo y todo primogénito de los animales.[9] Sin embargo, los israelitas, que habían guardado la Pascua, fueron protegidos del desastre y liberados de Egipto al día siguiente. Incluso las personas que no eran de Israel fueron salvas del desastre colocando la sangre del cordero de la Pascua, y salieron de Egipto con los israelitas.[10] Como Dios había prometido, la sangre del cordero de la Pascua se convirtió en una señal, permitiendo que el desastre pasara por encima.

Tiempo del rey Ezequías

La derrota de Senaquerib, de Peter Paul Rubens: Un ángel mató a ciento ochenta y cinco mil asirios durante la noche.

La promesa de la Pascua, por la cual los desastres pasan por encima, no se limita al tiempo del Éxodo. La Pascua también fue efectiva en el tiempo de Ezequías unos ochocientos años después del Éxodo. Ezequías fue el decimotercer rey del reino de Judá en el sur. Tras la división del reino unificado de Israel en el reino de Israel en el norte y el reino de Judá en el sur, la Pascua no se celebró durante mucho tiempo. Tan pronto como el rey Ezequías accedió al trono, hizo reparar el templo arruinado[11] y decidió celebrar la Pascua siguiendo la advertencia del profeta Isaías.[12] Envió correos no solo al reino de Judá en el sur, sino también al reino de Israel en el norte y los invitó a conmemorar la Pascua. El pueblo del reino de Israel en el norte no había celebrado la Pascua por más de 250 años desde que el primer rey Jeroboam hiciera ídolos e impusiera su adoración.[13] Como no conocían la Pascua, se burlaron de los correos.[14] Al final, solo el pueblo de Judá y algunas personas del reino de Israel en el norte, quienes aceptaron humildemente las palabras de los correos, se reunieron en Jerusalén para celebrar la Pascua.[15]
Tres años más tarde, el ejército asirio rodeó Samaria, la capital del reino de Israel en el norte. Asiria era un reino poderoso que conquistó la costa mediterránea y parte de Asia Menor. Tras tres años de asedio, Samaria fue capturada y millones de personas fueron asesinadas, y cientos de miles fueron llevadas cautivas.[16] Alrededor del año 721 a. C., el reino de Israel en el norte fue completamente destruido. El libro de 2 Reyes explica que la causa fundamental de la destrucción del reino de Israel en el norte fue la violación del pacto de Dios.

“En el cuarto año del rey Ezequías, que era el año séptimo de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, subió Salmanasar rey de los asirios contra Samaria, y la sitió, y la tomaron al cabo de tres años. En el año sexto de Ezequías, el cual era el año noveno de Oseas rey de Israel, fue tomada Samaria […]; por cuanto no habían atendido a la voz de Jehová su Dios, sino que habían quebrantado su pacto; y todas las cosas que Moisés siervo de Jehová había mandado, no las habían escuchado, ni puesto por obra.”

- 2 Reyes 18:9-12

Territorio asirio circundante al reino de Judá

En el decimocuarto año de Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, lideró su ejército y capturó ciudades fortificadas en el reino de Judá en el sur. El asedio se redujo a Jerusalén, la capital.[17][18] Senaquerib y sus siervos se burlaron de la debilidad del reino de Judá en el sur y de Dios, en quien creían.[19]
Ezequías envió ancianos al profeta Isaías para preguntarle sobre la voluntad de Dios. Dios declaró y prometió la salvación: “No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. Por el mismo camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad”.[20] Como Dios anunció, el gran ejército asirio fue destruido durante la noche.



“Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo. Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos.”

- 2 Reyes 19:34-35


Ezequías predicó y guardó la Pascua porque quería asegurar la estabilidad de su nación mediante las bendiciones de Dios. De acuerdo con su fe y su obra, Judá, que había guardado la Pascua, fue protegida por Dios del ataque asirio.

Tiempos del Nuevo Testamento

Agnus Dei, de Francisco de Zurbarán, 1635-1640: Cristo fue sacrificado como el Cordero de la Pascua.

El pueblo de Dios, que celebró la Pascua, escapó de los desastres en los tiempos del Antiguo Testamento. Esta historia era una sombra de lo que sucedería en los tiempos del Nuevo Testamento[21] y la realidad del cordero de la Pascua es Jesucristo.


“[…] porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.”

- 1 Corintios 5:7


En los tiempos del Antiguo Testamento, la sangre del cordero de la Pascua era una señal a través de la cual los desastres pasaban por encima de los israelitas. Lo mismo ocurre con la sangre de Jesús, como el Cordero de la Pascua, derramada en la cruz, en los tiempos del Nuevo Testamento.

Jesús dio vino a sus discípulos en la ceremonia de la Pascua, diciendo: “Esta copa es la sangre del pacto, derramada para su salvación”. Además, llamó al pan de la Pascua su carne.


“¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. […] Esta copa [vino] es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.”

- Lucas 22:15,19-20


Así como los israelitas celebraron la Pascua con la carne y la sangre del cordero en los tiempos del Antiguo Testamento, los santos en los tiempos del Nuevo Testamento guardan la Pascua del nuevo pacto con la carne y la sangre de Jesús, la realidad del cordero. Los santos que guardan la Pascua del nuevo pacto, grabando en sus corazones el amor de Cristo, quien derramó su sangre en la cruz, son bendecidos con el perdón de pecados y la vida eterna a través de la sangre de Cristo.[22][23] En los últimos días, tendremos la bendición de escapar del gran desastre, como Dios nos mostró en la historia del Antiguo Testamento, la cual es una sombra. Como en el tiempo del Éxodo y de Ezequías, la sangre de la Pascua se convierte en una señal de escape de los desastres para el pueblo de Dios en el último día. Por lo tanto, el sello de Dios en Apocalipsis 7 es una profecía sobre la Pascua del nuevo pacto.

Este hecho también es evidente en las palabras de Jesús escritas en el Evangelio de Juan. Jesús dijo: “El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él”.[24] Esto significa que nos hacemos un solo cuerpo con Jesús al celebrar la Pascua. Jesús dijo que Él tiene el sello de Dios.


“[…] la cual el Hijo del Hombre [Jesús] os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.”

- Juan 6:27


Aquellos que se hagan un solo cuerpo con Jesús, guardando la Pascua del nuevo pacto, recibirán el sello de Dios. En otras palabras, la Pascua del nuevo pacto es la verdad a través de la cual podemos recibir el sello de Dios. Los santos que reciben el sello de Dios, por medio de la Pascua del nuevo pacto, se convierten en pueblo de Dios,[25] quienes le pertenecen,[26] y Dios los protegerá en el día del último desastre.

“Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador […]”

- Isaías 43:1-3


Asimismo, la santa comunión de la Pascua es el sello que cumple todas las promesas de Dios: el perdón de pecados,[27] la redención,[28] la reconciliación,[29] la justificación,[30] la paz,[31] y el ser comprado con sangre.[32]
De acuerdo con Apocalipsis 7, la única manera de escapar del último gran desastre es recibiendo el sello de Dios. Dicho de otro modo, en los tiempos del Nuevo Testamento, quienes coman el pan y beban el vino de la Pascua que representan la carne y la sangre del Santo Cristo, grabando el amor y el sacrificio de Cristo en sus corazones, son los que pueden escapar del último desastre, ya que tienen el sello de Dios en la frente.

Profecías sobre el sello de Dios en el Antiguo Testamento

Las profecías sobre el sello de Dios están escritas no solo en el libro de Apocalipsis, sino también en el libro de Ezequiel del Antiguo Testamento.


“y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis […]”

- Ezequiel 9:4-6


El profeta Ezequiel tuvo una visión según la cual Dios separa a los que gimen y claman a causa de todas las abominaciones hechas por los hombres, quienes desprecian la ley de Dios y adoran ídolos aunque dicen creer en Dios. Él vio a Dios poniendo una marca en la frente de estas personas y destruyendo a quienes no la tenían.

Ezequiel fue un profeta del final del reino de Judá en el sur; y el libro de Ezequiel fue una revelación de Dios que él vio y escuchó justo antes de la completa destrucción de Judá por el Imperio neobabilónico (Babilonia) (aprox. 586 a. C.). El profeta Sofonías, quien trabajó en los días del rey Josías un poco antes de Ezequiel, también profetizó la inminente destrucción de Judá. Sus profecías tratan de los sucesos que pasarían en los días del Antiguo Testamento, pero en realidad, son sobre los acontecimientos en la época de la inminencia del último desastre. Por lo tanto, el libro de Sofonías profetiza una situación mucho peor de la ocurrida en el tiempo de la destrucción de Judá: el gran desastre que destruirá a la gente y a los animales de la faz de la tierra, hasta a las aves del cielo y los peces del mar.[33] Lo mismo ocurre con el libro de Ezequiel. Por lo tanto, la señal para escapar de los desastres en Ezequiel 9 es la misma profecía sobre el sello de Dios escrita en Apocalipsis 7.

Quienes reciben la marca para escapar de los desastres son los que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones hechas por los que abandonan la ley de Dios y practican la idolatría. Sofonías advirtió que solo los humildes que obedezcan los mandatos de Dios serán salvos sin sufrir el último desastre.


“Congregaos y meditad, oh nación sin pudor, antes que tenga efecto el decreto, y el día se pase como el tamo; antes que venga sobre vosotros el furor de la ira de Jehová, antes que el día de la ira de Jehová venga sobre vosotros. Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio [“los que obedecen sus mandatos”, DHH]; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizá seréis guardados en el día del enojo de Jehová.”

- Sofonías 2:1-3


Sofonías declaró la salvación de los desastres para quienes guarden los mandamientos de Dios; en Ezequiel 9, los que escaparán de los desastres son los que tienen la señal en sus frentes; y en Apocalipsis 7, serán aquellos con el sello de Dios en sus frentes.[34] La Pascua es la única señal para escapar de los desastres. En el tiempo del Éxodo, la sangre del cordero de la Pascua se convirtió en una señal y el ángel destructor pasó sobre las casas con esta marca. De la misma manera, cuando el último desastre venga, la sangre de Jesucristo, la realidad del cordero de la Pascua, se convierte en la señal de la redención, el sello de Dios, y los desastres pasarán por encima de los que tengan su sangre. Quien guarde con humildad la Pascua del nuevo pacto, el decreto de Dios, podrá recibir el sello de Dios.

Cristo Ahnsahnghong ha traído el sello de Dios

La obra de Dios de poner su sello en Apocalipsis 7 comienza de donde sale el sol. Esta es la revelación de la aparición de la Pascua, la cual desapareció en el año 325, en el oriente, de donde sale el sol, Corea. El profeta Isaías también profetizó la restauración de la Pascua.

“Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados [“vinos añejos”, DHH], de gruesos tuétanos y de vinos purificados. Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones. Destruirá a la muerte para siempre […]. Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; este es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.”

- Isaías 25:6-9


Dios preparó un banquete con vinos refinados (vinos añejos) que había estado guardado durante mucho tiempo, para destruir a la muerte para siempre. En la Biblia, el vino de la Pascua del nuevo pacto es el único vino que destruye a la muerte para siempre y da la promesa de la vida eterna.[23][35] Esta profecía significaba que Dios restauraría la Pascua del nuevo pacto, la cual no se había guardado en mucho tiempo desde la época apostólica. El Señor Ahnsahnghong ha restaurado la Pascua del nuevo pacto que solo Dios puede revelar.

Cristo Ahnsahnghong nació en la República de Corea, localizada en los confines de la tierra del oriente desde la isla de Patmos, donde el apóstol Juan vio la revelación. Fue bautizado en 1948 cuando tenía treinta años, y predicó la verdad de la salvación del nuevo pacto. Este fue el cumplimiento de la profecía según la cual la obra de Dios de poner su sello comenzaría en el oriente, de donde sale el sol, después del final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945.[36] El único que ha traído la Pascua del nuevo pacto es nuestro Dios, como estaba profetizado en el libro de Isaías.

Véase también

Enlaces externos

Vídeos relacionados

  • La Pascua por la cual podemos escapar de los desastres

Referencias