El banquete de bodas celestial

De Enciclopedia de conocimiento de la Iglesia de Dios
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Las bodas de Caná, de Bartolomé Esteban Murillo

Jesús comparó el reino de los cielos con un banquete de bodas. El banquete de bodas celestial es una parábola que Jesús enseñó a sus discípulos. La parábola explica que los santos que asisten al banquete de bodas recibirán la salvación y entrarán en el eterno reino de los cielos. Así como el matrimonio es un evento importante y alegre en la vida, así será ir al cielo. Otro propósito de comparar el reino de los cielos con un banquete de bodas es presentar a la novia. Podemos conocer sobre Dios que nos da la salvación a través del banquete de bodas compuesto por el novio, la novia y los invitados.

La parábola del banquete de bodas

Jesús explicó el reino de los cielos mediante varias parábolas: el sembrador que siembra la buena semilla,[1] la semilla de mostaza,[2] el tesoro escondido en el campo,[3] la perla de gran precio,[4] la red de pesca,[5] el rey que quiso hacer cuentas con sus siervos,[6] los obreros de la viña,[7] las diez vírgenes esperando al esposo,[8] los siervos a cargo de los talentos de su señor,[9] etc. Cuando los discípulos le preguntaron a Jesús por qué hablaba en parábolas, Él respondió: “Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado”, y “Bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen”.[10]
Uno de los secretos del reino de los cielos, que Jesús enseñó a sus discípulos, es la parábola del banquete de bodas. Jesús comparó la salvación de los santos y la entrada en el cielo con su participación en un banquete de bodas.

“Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo […]. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados. […] Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.”

- Mateo 22:1-14


Miembros del banquete de bodas celestial

A una ceremonia de bodas asisten el novio, la novia y los invitados.

Para que se lleve a cabo una ceremonia de bodas, se necesitan un novio, una novia e invitados. Dado que el banquete de bodas celestial es comparado con el reino de los cielos donde los santos entrarán recibiendo la salvación, debemos saber quiénes son el novio, la novia y los invitados para nuestra salvación.

Esposo (Dios Padre)

El esposo indica a Jesús que vino como el Hijo de Dios.[11] Sin embargo, hace dos mil años, Jesús ascendió al cielo después de su ministerio público de un corto periodo de tres años, y no tuvo esposa. En el libro de Apocalipsis, que se escribió después de la ascensión de Jesús, está profetizado que el banquete de bodas tendrá lugar cuando se prepare la Esposa del Cordero.[12] El “Cordero” indica a Cristo. Por lo tanto, el esposo en el banquete de bodas celestial, que tiene lugar porque la esposa se ha preparado, indica a Cristo en su segunda venida.[13][14]

Invitados (santos)

“Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.”

- Apocalipsis 19:9


Invitar a los convidados al banquete de bodas del Cordero significa reunir a las personas que asistirán al banquete de bodas celestial y serán salvas. Por esa razón, está escrito que los que son invitados al banquete de bodas son bienaventurados. Algunos insisten en que la Esposa son los santos, pero es una interpretación errónea. Si la Esposa fuera los santos, no podríamos explicar la identidad de los invitados. Dado que el Esposo y la Esposa son quienes invitan, la Esposa y los invitados son fundamentalmente diferentes. Además de la parábola del banquete de bodas, Jesús siempre comparó a sus discípulos con los invitados a una boda.[15] Por lo tanto, los que están invitados al banquete de bodas celestial son los santos.

“Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.”

- Mateo 22:14


Los invitados se describen no solo como invitados, sino también como escogidos. Dado que los santos son llamados “los escogidos” y “el remanente escogido por gracia”,[16] es evidente que los invitados indican a los santos.

Esposa (Dios Madre)

La esposa en el banquete de bodas celestial es fundamentalmente diferente de los santos que son invitados.

La parábola del banquete de bodas en Mateo 22 no menciona a la novia, la heroína, quien debe estar presente en el banquete de bodas. No es porque la novia no exista, sino que no era su tiempo de aparecer en la época de Jesús. Jesús comparó el reino de los cielos con un banquete de bodas porque había una novia que aparecería a su debido tiempo.

“Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.”

- Apocalipsis 19:7-10


El apóstol Juan registró la aparición de la Esposa a través de una revelación que se le mostró. La Esposa, que no apareció en la época de Jesús hace dos mil años, aparece con Jesús en su segunda venida, que es comparado con el Cordero. El libro de Apocalipsis no solo profetiza la aparición de la Esposa sino también su identidad.

“Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios.”

- Apocalipsis 21:9-10


Juan fue guiado por el ángel y vio a la Desposada, la Esposa del Cordero, a través de una revelación. La Esposa que vio era Jerusalén que descendía del cielo. En el libro de Gálatas está escrito acerca de Jerusalén de la siguiente manera:

“Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.”

- Gálatas 4:26


La “Jerusalén de arriba” es la “gran ciudad santa de Jerusalén que desciende del cielo”, cuya identidad es la Madre de los santos que serán salvos. En el banquete de bodas celestial, el esposo es Jesús en su segunda venida, es decir, Dios Padre, y la esposa es Dios Madre.

El Espíritu y la Esposa nos dan el agua de la vida

La profecía del banquete de bodas celestial se cumple cuando el Padre y la Madre celestiales aparecen en los últimos días y guían a la salvación a sus hijos, comparados con los invitados. En el libro de Apocalipsis, esto se muestra a través de la profecía de que Ellos darán el agua de la vida.

“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”

- Apocalipsis 22:17


En Apocalipsis 19 y 21, el Padre y la Madre celestiales son descritos como el Cordero y su Esposa o el Cordero y la desposada, y en Apocalipsis 22, como el Espíritu y la Esposa. Todas estas palabras profetizan que el Padre y la Madre celestiales aparecerán juntos en los últimos días. El propósito de su aparición en los últimos días es darnos el agua de la vida. El agua de la vida significa la vida eterna, es decir, la salvación. Gracias a la aparición de la Madre, la Esposa, los santos reciben el agua de la vida, la vida eterna, y entran en el reino de los cielos. Por esa razón, los santos que participan en el banquete de bodas son bienaventurados. En la Biblia, los hijos de la Madre son llamados “hijos de la promesa.[17] Los que reciben al Espíritu y la Esposa, que son Dios Padre y Dios Madre, y creen en Ellos y los siguen, recibirán la gloria del cielo como los hijos de la promesa escogidos en el banquete de bodas.

Vestimenta de bodas celestial

Así como hay un atuendo formal en cada ocasión, los invitados a una boda deben usar atuendos formales apropiados. Lo mismo ocurre con el banquete de bodas celestial. Sin embargo, en la parábola del banquete de bodas preparado por un rey, hay un hombre que no está vestido de boda.

“Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.”

- Mateo 22:11-13

La parábola de las diez vírgenes, de Phoebe Anna Traquair

Aquellos que no usan ropa de bodas acaban siendo expulsados. Son invitados pero no los escogidos. Se requiere usar ropa de bodas para participar en el banquete de bodas celestial. Está escrito: “Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos”.[18] Usar ropa de bodas significa vivir siguiendo el ejemplo de Cristo al aceptar el bautismo, el pacto de Dios. Si guardamos los mandamientos de Dios, siguiendo los ejemplos de Cristo, y renacemos practicando buenas palabras y obras y edificando un carácter recto, podemos ser escogidos como hijos de Dios y entrar en el reino de los cielos. Además, podemos glorificar a la Madre celestial, que es la Esposa.[19][20]

Existe otra parábola que usa un banquete de bodas. Es la parábola de las diez vírgenes.[21] Jesús dijo que el reino de los cielos sería semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas salieron a recibir al esposo. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Sin embargo, a la medianoche, se oyó un clamor para salir a recibir al esposo. Las cinco vírgenes, que habían preparado suficiente aceite, recibieron al esposo y fueron al banquete de bodas, pero las cinco vírgenes que se quedaron sin aceite no pudieron entrar en el banquete de bodas.

En la parábola, la lámpara representa la palabra de Dios, la verdad,[22] y el aceite se refiere a la fe. Los que hayan recibido al Padre y a la Madre celestiales, los Salvadores en los últimos días, y guarden su fe hasta el final practicando sus enseñanzas, entrarán en el reino de los cielos como las cinco vírgenes prudentes que entraron en el banquete de bodas.

Véase también

Referencias