Jehová

Jehová es el nombre propio de Dios en el Antiguo Testamento y es el nombre del Santo Padre en la Trinidad: el Santo Padre, el Santo Hijo y el Espíritu Santo. Su nombre, que Dios reveló a Moisés, tiene cuatro consonantes hebreas (יהוה, YHWH en el alfabeto romano),[1] que se conocen como Tetragrámaton (griego antiguo: τετραγράμματον). En la Biblia, el nombre Jehová aparece por primera vez en Génesis 2:4.[2] También se le llama Yahweh.
El significado de Jehová ha sido interpretado de muchas maneras. El nombre de cuatro letras de Dios, יהוה, es una palabra derivada del verbo hebreo “ser” (הָיָה, hayah).”[3] y se supone que significa “Yo soy el que soy”. Los eruditos también toman esta frase en el sentido de “Él hace existir todo lo que existe” (Yahweh-Asher-Yahweh).[4]
Notación del nombre de Jehová
Después del cautiverio babilónico (siglo {{작은 대문자|vi} a. C.), y especialmente a partir del siglo {{작은 대문자|iii} a. C., los judíos dejaron de usar el nombre Jehová. En ese tiempo, los judíos interpretaron el tercer mandamiento: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano”«Éxodo 20:7».</ref>como que no se les permitía invocar el nombre de Dios. El pueblo consideró que el nombre de Dios era demasiado santo y estuvieron de acuerdo en que no debía pronunciarse descuidadamente. Durante los cultos en la sinagoga, lo leían como “Adonai” (אֲדֹנָי, mi Señor). Los masoretas judíos, que reprodujeron el texto hebreo original de la Biblia desde aproximadamente el siglo vi hasta el siglo x, agregaron a יהוה los signos vocálicos de las palabras Adonai y Elohim. En la traducción griega del Antiguo Testamento (la Septuaginta), Jehová se tradujo como Kyrios, que significa señor.[4]
In most English translations (NIV, NASB, RSV, KJV), Jehovah is translated as “The LORD”; and in German translations, “LORD (der Herr).” In French translations, Jehovah is translated as “l’Éternel” meaning “Eternal One.” When writing in Roman characters, the Name is written as YHWH, YHVH, JHWH, JHVH.
Otros títulos para Dios
- El Elyon: Dios Altísimo (Génesis 14:18–20)
- El Roi: Dios que ve (Génesis 16:13)
- El Shaddai: Dios Todopoderoso (Génesis 17:1)
- Elohe Olam: Dios eterno (Isaías 40:28)
Términos que incluyen Jehová
- Jehová-jireh: Jehová proveerá (Génesis 22:14)
- Jehová-nisi: Jehová es mi estandarte (Éxodo 17:15)
- Jehová-salom: Jehová es paz (Jueces 6:24)
- Jehová Sebaot: Jehová de los ejércitos (1 Samuel 1:3)
- Jehová-sama: Jehová allí (Ezequiel 48:35)
La obra de salvación de Jehová
Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo son uno y el mismo (Trinidad). Dios Padre dirigió su obra de salvación con un nombre diferente en cada época para la salvación de la humanidad. El nombre de Dios Padre que obró en los tiempos del Antiguo Testamento es Jehová.
De Adán a la era patriarcal
El pecado de Adán y Eva

Jehová Dios creó el cielo, la tierra y todas las cosas. Creó un hombre y una mujer (Adán y Eva) y los hizo habitar en el huerto del Edén. En el huerto, Adán y Eva pudieron comer del árbol de la vida, lo que les permitía vivir para siempre; sin embargo, debido al engaño de la serpiente, cometieron el pecado de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal que Dios prohibió, y fueron expulsados del Edén.
Adán y Eva dieron a luz a Caín y Abel. Caín ofreció algunos de los frutos de la tierra a Jehová Dios, mientras que Abel sacrificó un cordero como ofrenda. Jehová miró con agrado la ofrenda de Abel, pero no miró con agrado la de Caín.
(El sistema de sacrificio por el derramamiento de sangre, que comenzó con Abel, fue transmitido hasta Moisés y fue codificado en la ley.[5][6][7] Esto fue para mostrar que Jesucristo vendría al mundo como el Cordero que quitaría los pecados del mundo y perdonaría los pecados de la humanidad a través de su preciosa sangre).[8][9])
Noé fue salvo del diluvio
[[archivo:The Animals Entering Noah's Ark 1570s Jacopo Bassano.jpg|miniatura|Entrada de los animales en el arca de Noé, del pintor italiano Jacobo Bassano (1570) ] En los días de Noé, el mundo estaba lleno de pecado. Jehová Dios juzgó al mundo con el diluvio, y permitió que Noé, el justo entre la gente de su tiempo, construyera un arca de antemano para salvar a su familia y a los animales de la tierra.
Después del diluvio, los descendientes de Noé se juntaron con arrogancia e intentaron construir la Torre de Babel, una torre que alcanzaría los cielos. Dios confundió su idioma para que no pudieran entenderse y los dispersó por toda la tierra.
Jehová hizo un pacto con Abraham
Antes de que Abraham saliera de Ur, su ciudad natal, Jehová Dios se le apareció y prometió darle por heredad la tierra de Canaán.[10][11] Abraham obedeció su palabra y se dirigió hacia Canaán.
Cuando Abraham tenía noventa y nueve años, Jehová hizo pacto de ser el Dios de Abraham y de su descendencia que nacería al año siguiente, e hizo de la circuncisión una señal del pacto.[12]
Isaac y Jacob nacidos con la promesa de Dios
Cuando Abraham tenía cien años, su esposa Sara le dio un hijo, Isaac. Jehová permitió que Isaac heredara los bienes de Abraham.
Cuando Isaac creció, tuvo hijos gemelos, Esaú y Jacob. Cuando los gemelos aún estaban en el vientre de su madre, Dios escogió de antemano a Jacob, el hermano menor, para heredar la primogenitura y las bendiciones del primogénito. Jacob soportó grandes dolores y dificultades para recibir la bendición de Dios y más tarde se le dio el nombre de Israel, que significa luchar con Dios., and was later given the name Israel, which means to struggle with God.
La vida de los israelitas en Egipto
Cuando hubo una hambruna severa en la tierra de Canaán, Jehová salvó a la familia de Jacob al trasladarlos a Egipto con la ayuda de José, el undécimo hijo de Jacob. Con el paso de los años, se formaron las doce tribus de Israel a partir de los doce hijos de Jacob, y se convirtieron en una gran nación en Egipto. Faraón rey de Egipto notó lo numerosos que se habían vuelto los israelitas y comenzó a abusar de ellos, obligándolos a ser esclavos.[13]
Del Éxodo al tiempo de los jueces
Cuarenta años de vida en el desierto

Jehová designó a Moisés como profeta y liberó a los israelitas de Egipto a través de él. Jehová dividió el mar Rojo y permitió que los israelitas cruzaran en seco, y estaba con ellos como una columna de nube durante el día y una columna de fuego durante la noche. A lo largo de su vida en el desierto, Dios envió maná del cielo para los israelitas.
Les tomó cuarenta años entrar en la tierra prometida de Canaán. La historia de cuarenta años del viaje de Israel en el desierto fue un tiempo de refinamiento para probar su fe en Dios y su obediencia al pacto.[14]
Jehová hizo un pacto al proclamar los diez mandamientos en el monte Sinaí el año en que salieron de Egipto. Se le llamó el antiguo pacto o la ley de Moisés. Jehová dijo que haría su pueblo a los que guardaran el pacto y la ley, y educó a los israelitas a través del pacto y la ley durante su vida en el desierto. Sin embargo, la mayoría de las personas que salieron de Egipto murmuraron, se quejaron y abandonaron el pacto de Dios y finalmente murieron en el desierto. Entre los varones que salieron de Egipto, solo Josué, Caleb y la generación nacida en el desierto entraron en Canaán.
La idolatría en la época de los jueces
Los israelitas que llegaron a Canaán pelearon varias batallas y comenzaron a conquistar la tierra; sin embargo, no pudieron expulsar a todos los cananeos porque violaron la palabra de Dios. Como resultado, llegaron a adorar ídolos siguiendo las costumbres de los cananeos. Debido a sus pecados, los israelitas fueron oprimidos y maltratados por la gente que los rodeaba.
Jehová nombró jueces para salvar a Israel; sin embargo, siempre que llegaba la paz, los israelitas se olvidaban de Dios y volvían a pecar. El círculo vicioso de pecado se repitió a lo largo de la época de los jueces.
La era de los reinos
Monarquía unida de Israel
Al final de la época de los jueces, los israelitas le pidieron a Dios que nombrara un rey como las naciones que los rodeaban. Jehová nombró a Saúl como el primer rey de Israel. Este fue el comienzo de la monarquía unida.
Después de algún tiempo, Jehová desechó a Saúl como rey debido a su desobediencia y nombró a David como rey. David logró muchas cosas durante su reinado, como conquistar la ciudad de Sion, convertir a Jerusalén en la nueva capital y trasladar el arca del pacto de Dios a Jerusalén. Dado que David siguió fielmente el pacto y la ley de Dios, hubo paz en Israel.
La época del rey Salomón, hijo de David, fue el apogeo de Israel, y en ese tiempo se construyó el Templo de Jerusalén. Sin embargo, al final de su reinado, el rey Salomón siguió a sus concubinas y adoró ídolos (1 Reyes 1–11; 2 Crónicas 1–9).
Israel se divide: Judá en el sur e Israel en el norte

Después de la muerte del rey Salomón, Israel se debilitó y se dividió en dos: el reino de Judá en el sur y el reino de Israel en el norte.
Desde la época del primer rey, Jeroboam, el reino de Israel en el norte traicionó el pacto de Dios y adoró al becerro de oro. Desde entonces, continuaron deleitándose en la idolatría mientras adoraban a dioses paganos como Baal y Asera. Israel en el norte perdió la protección de Dios y fue destruido por Asiria alrededor del 721 a. C.
No obstante, Judá en el sur estaba protegido por Dios porque algunos reyes sirvieron a Dios fielmente. Por ejemplo, el rey Josafat derrotó la invasión de Moab y Amón al guardar las leyes de Dios; y el rey Ezequías mantuvo el reino a salvo de la invasión de Asiria al guardar la Pascua, que no se había celebrado durante mucho tiempo.
Del cautiverio babilónico al regreso a Jerusalén
Al final, el reino de Judá en el sur abandonó el pacto de Dios y pereció a manos de Babilonia (Nueva Babilonia) alrededor del año 586 a. C. El pueblo fue llevado cautivo y Jerusalén, la capital, fue convertida en un desierto. Jehová profetizó que regresarían a su tierra natal después de setenta años de cautiverio.[15]
Babilonia cayó ante el Imperio persa (Persia). Aquellos que creyeron en la profecía y resistieron en Babilonia regresaron a su tierra natal con gozo y alegría y se dedicaron a construir el templo de Jerusalén y a reconstruir los muros. El pueblo estaba seguro de que habían sido invadidos por los gentiles y se habían vuelto errantes por haber abandonado el pacto y las leyes de Dios. Debido a esto, hicieron todo lo posible por obedecer las leyes de Dios. Continuaron haciendo esto hasta que vino Jesús.
Lo que sucedió en el pasado es una sombra de lo venidero
La obra de salvación que dirigió Jehová Dios en el Antiguo Testamento al dar el pacto y la ley es figura y sombra que muestra de antemano la obra de salvación que el Mesías, Cristo, llevaría a cabo al venir a este mundo.
“Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas”
Las profecías que Jehová dejó en la Biblia a través de los profetas son evidencia de quién es Cristo.
“Escudriñad las Escrituras [del Antiguo Testamento]; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí [Jesús]”
La historia del pasado se repite y las profecías se cumplen en el Nuevo Testamento.[16][17] Además, la historia de cuarenta años de los israelitas en el desierto y el ascenso y la caída de Israel en el Antiguo Testamento también son ejemplos y lecciones que muestran quién puede recibir las bendiciones de Dios en los tiempos del Nuevo Testamento.[18][19]
Jehová estableció el pacto y la ley con su pueblo escogido y mostró su favor sobre los que le obedecían con fe. Cristo, quien vino en los tiempos del Nuevo Testamento, estableció el nuevo pacto y la ley de Cristo para los elegidos, y bendice a los que guardan el nuevo pacto.
Véase también
Enlaces externos
- La historia de la obra de redención de Jehová Dios a través del Antiguo Testamento
- Sitio web de la Iglesia de Dios Sociedad Misionera Mundial
Referencias
- ↑ «Éxodo 3:15». Bible Hub.
- ↑ «Génesis 2:4».
- ↑ «Éxodo 3:14–15».
- ↑ 4,0 4,1 «Yahweh». Britannica.
- ↑ «Génesis 8:20–21».
- ↑ «Génesis 12:7».
- ↑ «Génesis 15:9».
- ↑ «Juan 1:29».
- ↑ «Romanos 3:23–25».
- ↑ «Génesis 12:1».
- ↑ «Hechos 7:2–3».
- ↑ «Génesis 17:10».
- ↑ «Éxodo 1:1–22».
- ↑ «Deuteronomio 8:1–16».
- ↑ «Jeremías 25:11».
- ↑ «Eclesiastés 1:9–10».
- ↑ «Isaías 46:10».
- ↑ «1 Corintios 10:5–11».
- ↑ «Romanos 15:4».