David

De Enciclopedia de conocimiento de la Iglesia de Dios
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David
דָּוִד
David por Peter Paul Rubens, 1616
Periodo Siglos xi-x a. C.
Familia

Padre Isaí

Hijo (sucesor): Salomón
Ocupación (funciones) Segundo rey del reino de Israel
Área de actividad Jerusalén
Reinado 40 años

David (hebreo: דָּוִד,[1], árabe: داود[2]) Fue el segundo rey del reino unificado de Israel en el siglo xi a. C. Llegó a ser rey a la edad de treinta, y reinó cuarenta años. Fue escogido por Dios para ser rey porque fue hallado como un hombre conforme al corazón de Dios.[3]
Es recordado como el mejor rey de Israel, que amó a Dios con todo su corazón. Es un rey incomparable e ideal, que estableció una dinastía sólida en la historia de Israel. Bajo la fe en Jehová Dios, unificó en una nación a las doce tribus de Israel, que solían estar en disputa, y estableció a Jerusalén como la capital. Mientras expandía su poderío militar, consiguió formar un reino pacífico sin invasiones de fuerzas extranjeras. La historia de su reinado se describe en detalle en el libro de 2 Samuel y en el libro de 1 Crónicas 11-29 de la Biblia. Después de Salomón, hijo de David, Israel se dividió en norte y sur y hubo frecuentes invasiones de países extranjeros, lo cual dio a los judíos un deseo de un poderoso Mesías como David. Muchas profecías en el Antiguo Testamento describieron al Mesías, que aparecería después, como el rey David.

La vida de David

Nacimiento

David el pastorcillo, de Elizabeth Jane Gardner, 1859

David nació de la tribu de Judá como el bisnieto de Rut, una mujer moabita, y Booz, y como el hijo menor de Isaí.[4] En el libro de 1 Samuel está escrito que David tenía siete hermanos mayores.[5] Sin embargo, en el libro de 1 Crónicas se mencionan solo seis nombres (Eliab, Abinadab, Simea, Natanael, Radai, Ozem). Se presume que el nombre que falta de los hermanos de David en el libro de Crónicas se omitió porque no era importante en ese tiempo o porque murió joven. David también tenía dos hermanas, Sarvia y Abigail.[6]
El muchacho David era un pastor de su padre Isaí. Cuando un león o un oso venía y se llevaba a una oveja del rebaño, él salía tras este y rescataba a la oveja.[7]

El rey escogido por Dios

Samuel sacrant David, de Victor Biennoury, 1842
David, estatua de Andrea del Verrocchio, 1476

Dios escogió a David anticipadamente para reemplazar a Saúl, quien lo había desobedecido. Aunque David era todavía un niño, Dios secretamente envió al profeta Samuel para ungirlo, ya que Él mira el corazón del hombre, no su apariencia. Luego David, sobre quien vino el Espíritu de Dios, fue seleccionado por Saúl, quien había sido poseído por espíritus malignos, para servirle tocando el arpa (1 Samuel 16).

Cuando Israel estaba en guerra con los filisteos, Goliat, el gigante filisteo, insultaba a Israel y a Dios en voz alta. Cuando los israelitas tenían miedo y ninguno daba un paso al frente, David, que vino al campo de batalla para hacer un encargo de Isaí, vio esto y se enfureció, y enfrentó a Goliat. David lanzó una piedra e hirió a Goliat en su frente y lo venció. El ejército israelita venció al angustiado ejército filisteo. Con este triunfo, David emergió como un héroe que salvó a Israel (1 Samuel 17).

Huyendo de Saúl

David recibió un alto rango en el ejército de Saúl y se volvió amigo cercano de Jonatán, su hijo, y se casó con su hija, Mical. Cuando David ganó gran popularidad, obteniendo grandes triunfos en cada batalla, Saúl sintió celos y conspiró para matarlo varias veces. En un momento, David huyó de Saúl (1 Samuel 18-20).

David huyó a Nob, la ciudad de los sacerdotes, donde el sacerdote Ahimelec le dio el pan sagrado y la espada de Goliat. Saúl aniquiló a ochenta y cinco sacerdotes, a todos los hombres y mujeres, y todo el ganado de Nob, por haberle dado a David comida y un arma. De esta manera, Saúl expresó su firme determinación de no dejar que nadie ayudara ni escondiera a David.

Cuando David fue a Aquis, rey de Gat de los filisteos, estos lo reconocieron. David fingió estar loco y escapó del peligro. Cuando huyó a Moab, al oriente de Israel, el profeta Gad le transmitió la voluntad de Dios de que regresara a Judá. David obedeció sus palabras y regresó a Judá, pero su vida de huidas continuaba (1 Samuel 21-23).

David escapó a Ramá, a Nob, a la cueva de Adulam, al bosque de Haret, al desierto de Zif y al de En-gadi. Allí había muchos refugiados como David. Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y David fue hecho su líder.[8] Estableció lazos con las tribus, protegiendo a la población local de los ladrones, persiguiendo a los saqueadores y recuperando los bienes robados.[9] Aunque tuvo dos oportunidades de matar al rey Saúl, no lo hizo porque el rey era el “ungido de Jehová”.[10][11]

Reinado

Saúl y Jonatán murieron en la batalla contra los filisteos. David lloró y ayunó, y los endechó, y ordenó que enseñaran esa endecha al pueblo de Judá (2 Samuel 1).

Más tarde, David se convirtió en rey de la tribu de Judá en Hebrón a la edad de treinta años. En el norte, Abner, siervo de Saúl, nombró rey a Is-boset, hijo de Saúl, y estableció un gobierno con once tribus en Mahanaim, pero Is-boset fue asesinado por unos guardias, dos años después de que se convirtiera en rey (2 Samuel 2-4). Los representantes de las once tribus del norte visitaron a David en Hebrón y lo ungieron. Finalmente, David fue reconocido oficialmente como rey de todas las doce tribus de Israel,[12] y reinó cuarenta años.[13]
Como David se convirtió en rey de Israel, siguió adelante con el plan de trasladar la capital a Jerusalén. Conquistó Sion, una fortaleza natural que pertenecía a los jebuseos, y la convirtió en la nueva capital[14] y trasladó allí el arca del pacto, el mayor símbolo de la religión de Israel.[15]

Familia

Durante la guerra de conquista, David se enamoró de Betsabé, la esposa del general Urías, y ordenó al comandante Joab traer a Urías, esposo de Betsabé, para asesinarlo en el campo de batalla. Betsabé se casó con David y dio a luz a un niño, pero el profeta Natán reprendió a David por su acción malvada y dijo que su hijo tendría una vida corta. David estaba profundamente arrepentido de su pecado. Aquel niño murió y Betsabé dio a luz a otro hijo. Se trata de Salomón (2 Samuel 11-12).

David tuvo muchas esposas para unir a los grupos que componían su reino y tuvo muchos hijos con ellas, pero estos no se llevaban bien. Su tercer hijo, Absalón, asesinó a su hermanastro Amnón, quien había deshonrado a Tamar, la propia hermana de Absalón. Después de ser exiliado por esto, Absalón se reconcilió con su padre David, pero se rebeló al ver que había ganado popularidad entre el pueblo y sus siervos. David huyó de Absalón, pero el ejército de este fue derrotado y él asesinado por Joab, general de David. David lloró amargamente, diciendo: “¡Hijo mío Absalón!” (2 Samuel 13-18).

Sucesor

El rey David presentando el cetro a Salomón, de Cornelis de Vos, 1640

Cuando David se hizo viejo, surgieron disputas sobre quién sería su sucesor. Se suponía que Salomón sucedería a David y construiría la casa de Dios,[16] pero Adonías, uno de los hijos mayores de David, incluso celebró un banquete por su sucesión al trono, pensando que se convertiría en rey. Cuando David escuchó esto, inmediatamente ungió a Salomón por medio del sacerdote Sadoc y lo hizo rey (1 Reyes 1). Antes que David muriera, dijo a Salomón: “Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas”, y le enseñó a llevar una vida de bendición.[17]

Logros de David

Conquista de Sion (Jerusalén)

Las doce tribus de Israel estuvieron vagamente conectadas a través de alianzas tribales durante doscientos años, desde que se establecieron en Canaán después del Éxodo. También fue un gran problema que no hubiera un centro político y administrativo. Lo único que tenían en común las tribus de Israel era su fe en Jehová. A fin de crear solidaridad entre ellos y unir al pueblo a nivel nacional, necesitaban una ciudad capital que pudiera convertirse en el centro de la fe nacional. David escogió Jerusalén, Sion, que era el centro de los jebuseos, la cual los israelitas todavía no habían ocupado. Este lugar, situado en una colina, fue una fortaleza inexpugnable que nadie había podido conquistar, a pesar de la prolongada guerra.[18]
Tan pronto como David se convirtió en rey, marchó hacia la fortaleza de Sion. No está claro qué camino tomó, pero escaló el muro rocoso usado como canal de agua, y la conquistó fácilmente. La ciudad de Sion también fue llamada “ciudad de David”.[14] Jerusalén, donde estaba la ciudad de Sion, se convirtió en la capital del reino unificado de Israel, y David trasladó el arca del pacto desde la casa de Obed-Edom hasta la nueva capital.[15]

Expansión territorial

Área conquistada por David

Al enterarse de que David se había convertido en rey, los filisteos atacaron Israel dos veces consecutivas. El ejército de David derrotó a los filisteos y los llevó hasta la orilla.[19] David empezó una guerra para conquistar a los filisteos; los venció y los anexó al territorio de Israel. Estableció el reino conquistando reinos vecinos que podrían amenazar la seguridad de Israel en el futuro, como Damasco en el norte (actual Siria), Amón y Moab en el este (actual Jordania) y Edom en el sur (actual Néguev) (1 Crónicas 18-20). En la Biblia está escrito: “Jehová daba el triunfo a David dondequiera que iba”.[20]

Preparativos para construir el templo

El rey David comprando la era, de William Hole

David quería construir el templo de Dios, sintiendo culpa de que el arca del pacto de Dios estuviera en una tienda mientras él vivía en un palacio de cedro. Dios se complació con el corazón de David y le permitió construir el templo por medio de su hijo Salomón.[21]
Al final de su reinado, David compró la era de Ornán el jebuseo (o Arauna) (2 Samuel 24). Estaba al lado del monte Moriah, donde Abraham, en obediencia a la palabra de Dios, tomó a Isaac para ofrecerlo en holocausto. Allí Abraham, por la gracia de Dios, degolló a un carnero en lugar de Isaac y lo sacrificó.[22] David preparó la era de Ornán como el lugar del templo y entregó los planos, los fondos y los materiales de construcción a su hijo Salomón (1 Crónicas 22, 28-29). Luego, Salomón construyó el templo y trasladó el arca del pacto al templo de la ciudad de David, que es la ciudad de Sion.[23]

Organización para el servicio del templo

El ministerio del templo fue confiado a la tribu de Leví. David dividió a los levitas para servir sistemáticamente en el templo como sacerdotes, el coro (un gran coro y un grupo de cuatro mil miembros con doscientos ochenta y ocho líderes profesionales), porteros del templo y encargados de las ofrendas sagradas; además, manejó las funciones necesarias para el templo, como juicios y administración (1 Crónicas 23-27).

Escribió la mayor parte del libro de Salmos

Los escribas dictan los poemas de David. (Escultura de marfil del siglo xi)

David tenía un talento sobresaliente en música y poesía. Escribió y compuso canciones, como también muchos poemas. Muchas de sus canciones y poemas se encuentran en el libro de Salmos del Antiguo Testamento; setenta y tres de los ciento cincuenta cánticos del libro de Salmos están relacionados con David (Sal 3-9, 11-32, 34-41, 51-65, 68-70, 86, 101, 103, 108-110, 122, 124, 131, 133, 138-145).

Lecciones

Fe para confiar en Dios

David con la cabeza de Goliat, de Domenico Fetti, c. 1620

David confiaba absolutamente en Dios desde su niñez. Cuando David, quien todavía era un muchacho, luchó contra Goliat, el paladín filisteo, se adelantó valientemente con una piedra y lo derrotó, confiando en Dios y no en la espada, escudo, lanza o armadura.[24] Ya que la fe de David era inmutable, Dios siempre estaba con él y lo ayudaba.[25]

“Ahora conozco que Jehová salva a su ungido; lo oirá desde sus santos cielos con la potencia salvadora de su diestra. Estos confían en carros, y aquellos en caballos; mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria.”

- Salmos 20:6-7


Dio gracias en todo

David toca el arpa para Saúl, de Jan van den Hoecke

Hubo muchas pruebas en la vida de David, el gran rey. Aun así, nunca se quejó contra Dios, sino más bien le agradecía y lo alababa. Era porque creía que Dios lo bendeciría a pesar de las dificultades del momento.

“[Salmo de David, cuando mudó su semblante delante de Abimelec, y él lo echó, y se fue.] Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca. En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán. Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre. Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores. [...] Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.”

- Salmos 34:1-10


Amor por Dios

El rey David danza delante del arca del pacto, de Pieter van Lint, c. 1650

David es descrito en la Biblia como una persona que amó a Dios más que nadie. Cuando el arca del pacto entró en la ciudad de Sion, él danzó ante Dios, regocijándose de poder servirlo, sin pensar en cómo lo vería la gente.[26] Además, hizo un plan para construir el templo, porque no se sentía digno de vivir en un palacio elegante hecho de cedro mientras que el arca de Dios estaba entre cortinas. Viendo su respeto por Dios, Él lo amó y lo consideró enormemente.

“Aconteció que cuando ya el rey habitaba en su casa, después que Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor, dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas. [...] Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel; y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra.”

- 2 Samuel 7:1-9


Amó los mandamientos de Dios más que el oro muy puro

En la vida de David, los decretos, los estatutos y las leyes de Dios eran objetos de gozo. David siguió los decretos de Dios, considerándolos más deseables que el oro afinado.

“La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; los juicios de Jehová son verdad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que miel, y que la que destila del panal. Tu siervo es además amonestado con ellos; en guardarlos hay grande galardón.”

- Salmos 19:7-11


David no mató a Saúl porque este era el “ungido de Jehová”, aunque había intentado capturarlo y siempre tenía que huir de él. Fue porque valoraba la voluntad de Dios más que su propia seguridad y posición.[27]

David y Jesús

David, escultura de Miguel Ángel, 1501-1504

En los tiempos del Antiguo Testamento, los profetas describieron al Mesías como descendiente de David y profetizaron la venida de Dios al mundo como el Mesías, comparándolo con el rey David. Fue Jesús quien cumplió esta profecía.[28]

Profecías de Isaías

  • “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.” (Isaías 9:6-7)
  • “Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. [...] Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa.” (Isaías 11:1-10)
  • “Y se dispondrá el trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David, quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia.” (Isaías 16:5)
  • “Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.” (Isaías 55:3)

Profecías de Jeremías

  • “He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.” (Jeremías 23:5-6)
  • “sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré.” (Jeremías 30:9)
  • “En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra. En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y se le llamará: Jehová, justicia nuestra.” (Jeremías 33:15-17)

Profecías de Ezequiel

  • “Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor. Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado.” (Ezequiel 34:23-24)
  • “Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; y andarán en mis preceptos, y mis estatutos guardarán, y los pondrán por obra. Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será príncipe de ellos para siempre.” (Ezequiel 37:24-25)

Profecía de Oseas

  • “Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días.” (Oseas 3:5)

Véase también

Enlaces externos

Referencias