La Madre Jerusalén

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La Madre Jerusalén es la realidad de Jerusalén que la Biblia señala como la fuente del agua de la vida. La Biblia explica que los “hijos de la promesa”, que reciben la promesa de Dios de la vida eterna, son los hijos de la Madre Jerusalén.

Jerusalén y la salvación

Isaías profetizó que todas las naciones vendrían a Jerusalén y que sus almas serían verdaderamente consoladas en ella;[1][2] y Zacarías profetizó que el agua de la vida saldría de Jerusalén y se extendería por todo el mundo.[3] Proféticamente, Jerusalén está estrechamente relacionada con la salvación de nuestras almas.

La gente considera a Jerusalén en Palestina como la tierra de la salvación y la tierra santa. Van en peregrinación a Jerusalén, deseando recibir paz mental y bendiciones. Pero en realidad, la Jerusalén actual dista mucho de la paz. Es una ciudad representativa del conflicto en la comunidad internacional; las disputas grandes y pequeñas no cesan porque cada una de las tres religiones (cristianismo, judaísmo e islamismo) y de las dos naciones (Israel y Palestina) reclaman su posesión. La Ciudad Vieja de Jerusalén, que es el centro de tierra santa, está dividida en cuatro barrios: judío, armenio, cristiano y musulmán, y las calles están llenas de policías y soldados armados.[4]

Jerusalén, que ha estado en medio de disputas políticas y religiosas, no puede llamarse lugar de salvación, como se menciona en la Biblia. Además, el Dios[5] de justicia no designaría una determinada región de la tierra como lugar de salvación, ignorando a las numerosas personas que anhelan la salvación pero que no pueden ir hasta allá. En realidad, lo que los profetas Isaías y Zacarías escribieron sobre Jerusalén es la profecía sobre la Jerusalén celestial.

La realidad de Jerusalén

La Jerusalén celestial indica la ciudad de Dios que está en el cielo, pero también tiene otro significado. El apóstol Pablo escribió que la Jerusalén del cielo es Madre de los santos que serán salvos.

“Mas la Jerusalén de arriba [del cielo], la cual es madre de todos nosotros, es libre. […] Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.”

- Gálatas 4:26-28


La Jerusalén celestial también representa a la “Madre espiritual”. Los santos que creen en la Madre Jerusalén son llamados “hijos de la promesa”, y la promesa de Dios es la vida eterna.[6] En otras palabras, los santos que recibirán la vida eterna, es decir, la salvación, no solo tienen al Padre espiritual (Dios Padre)[7] sino también a la Madre espiritual (Dios Madre). La existencia de Dios Madre también se revela en el primer capítulo de la Biblia.

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza […]. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”

- Génesis 1:26-27


Dios dijo “hagamos”, refiriéndose a sí mismo en plural, en lugar de “haré” en singular. Creó al hombre a su imagen, y fueron creados varón y hembra. Si el varón y la mujer fueron creados a imagen de Dios, significa que existe una imagen masculina de Dios y una imagen femenina de Dios. Hasta ahora, las personas que creen en Dios lo han llamado “Padre”, pensando que solo existe el Dios de imagen masculina. Sin embargo, en la Biblia no solo existe el Dios de imagen masculina, sino también el Dios de imagen femenina, la “Madre”.

La Madre da la vida eterna

 
La madre desempeña un papel fundamental en el nacimiento de la vida.

Cuando Dios creó todas las cosas, las hizo con su voluntad.[8] Los numerosos seres vivos del mundo heredan la vida de sus padres y madres. Las aves del cielo, los peces del mar y los animales del campo... Todos ellos tienen sus padres y sus madres. Lo mismo ocurre con los seres humanos. Todos en este mundo tienen su madre. Por supuesto, debe haber un padre, pero la madre es quien concibe y da a luz a los hijos.
Puesto que Dios creó todas las cosas según su voluntad, tiene una voluntad clara al crear a las madres, quienes desempeñan un papel clave en el nacimiento de la vida. Así como la vida se da a través de las madres, la vida eterna[6] que Dios ha prometido a la humanidad se dará a través de la Madre espiritual. Este hecho puede confirmarse mediante Adán y Eva, quienes fueron creados según la voluntad de Dios.
Adán, el primer hombre creado a imagen de Dios, representa a Jesús, el Cristo que viene a esta tierra.[9] De acuerdo con la Trinidad que enseña la Biblia, Jesús es Dios Padre. Adán es una profecía sobre Dios Padre que había de venir, y Eva, la esposa de Adán, es una profecía sobre Dios Madre que viene en lo por venir.

“Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes.”

- Génesis 3:20


Aquí, “Eva” en hebreo significa vida. La razón por la cual la primera mujer creada a imagen de Dios fue llamada Eva, es decir, vida, radica en que la madre, la mujer, desempeña el papel principal de dar vida a sus hijos. La Biblia dice que Eva significa “vida” y es “madre de todos los vivientes”, aludiendo a que la vida eterna se da finalmente a través de Dios Madre.

Aparición de la Madre Jerusalén

Hace dos mil años, Jesús enfatizó que Él daría vida en los últimos días.

“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.”

- Juan 6:39


Las palabras de que resucitará a los santos en el día postrero significan que les dará vida en los últimos días. Jesús repitió hasta cuatro veces: “Lo resucitaré en el día postrero”.[10]
Jesús, el Salvador, bien podría haber dado vida en ese momento, pero retrasó la obra de dar vida hasta el día postrero. Esto está estrechamente relacionado con el tiempo de la aparición de Dios Madre. Es porque está profetizado que Dios Madre, que dará la vida eterna, aparecerá en los últimos días.
Esta providencia de la redención se puede encontrar en la profecía de la creación de los cielos y la tierra. La creación de seis días es una profecía sobre la obra de redención de Dios. La creación de Eva en el día sexto, el último día de la creación, es una profecía sobre la aparición de Dios Madre en los últimos días, al final de la obra de la redención. La vida eterna que Dios prometió a los santos se da finalmente a través de Dios Madre. Por lo tanto, Jesús dijo repetidamente que les daría vida en el día postrero cuando apareciera Dios Madre.

En el libro de Apocalipsis se pueden encontrar profecías directas sobre la aparición de Dios Madre en los últimos días. En Apocalipsis 19, hay una profecía de que han llegado las bodas del Cordero y que su esposa se ha preparado.[11] Apocalipsis es un libro de profecías escrito por el apóstol Juan al ver las revelaciones de lo que sucederá pronto, alrededor del año 95 o 96 d. C., después de la ascensión de Jesús.[12] Por lo tanto, la aparición del Cordero y su esposa tendrá lugar cuando Jesús venga por segunda vez, es decir, en los últimos días. El apóstol Juan también escribió sobre quién es la esposa del Cordero.

“Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. Y […] me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios”

- Apocalipsis 21:9-10


El ángel dijo que le mostraría la desposada, la esposa del Cordero, y le mostró la “ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo”. Por lo tanto, la desposada, la esposa del Cordero, es representada como la Jerusalén celestial. El apóstol Pablo describió a la Jerusalén celestial como “la Madre de todos nosotros”, que es libre.[13] Y llamó a los santos que serán salvos “hijos de la promesa” e “hijos de la libre”.[14] Definitivamente, los santos que serán salvos recibiendo la promesa de la vida eterna de Dios tienen a la Madre Jerusalén celestial, que es libre.

La vida eterna la da Dios Madre, la Jerusalén celestial que aparece en los últimos días. Si alguno desea recibir la vida eterna e ir al cielo, debe creer tanto en Dios Padre como en Dios Madre.

Véase también


Vídeos relacionados

  • Sermón: La Esposa del Cordero es Jerusalén, nuestra Madre

  • Sermón: La vida eterna es dada a través de la Madre Celestial

Referencias